jueves, 2 de mayo de 2013

Las "patatas chips" (Patatas de paquete).


El origen de la papata frita cortada en forma de bastón esta discutido entre Bélgica y Francia. Los franceses se adjudican la invención del plato; se dice que a fines del siglo XVIII sobre el Pont Neuf de París se instalaban los vendedores de esta delicia, que preparaban a la vista de sus clientes munidos de braseros y sartenes. Los belgas la cocinan en dos etapas en aceite con grasa es la opción más deliciosa y los franceses solo en aceite. Las patatas fritas tipo chips, es decir las que están cortadas en forma redonda y delgada, surgieron en un restaurante llamado Moon Lake Lodge's, en Saratoga Springs, Nueva York, allá por el año 1853.


El chef de dicho restaurante, George Crum, ante las continuas quejas de un cliente habitual que siempre lo recriminaba de no cortar suficientemente finas las patatas fritas, decidió darle una lección cortándolas excesivamente delgadas, de manera que no pudieran pincharse con el tenedor. El resultado fue todo lo contrario al esperado, el cliente quedó sorprendido y quedo completamente satisfecho.
Pronto todos los clientes comenzaron a pedir aquella nueva y extraña especialidad, a la que bautizaron como Saratoga Chips. El éxito fue creciendo, y en 1920 se inventó la primera máquina mondadora de patatas, con lo que las patatas chips comenzaron a ser exactamente como las conocemos hoy en día.

El microondas.


El horno de microondas fue descubierto en 1947 por el ingeniero Percy Spencer.

El ingeniero Spencer de la empresa Raytheon, llevaba en el bolsillo de su saco una barra dechocolate, la cual dio origen a uno de los inventos más utilizados en la vida cotidiana. En esa época el ingeniero Spencer realizaba investigaciones con un generador de altas frecuencias (unos 60,000 Mhz) para usarlo como radar.


Luego de un rato de investigar sintió un poco de hambre y decidió comerse la barra de chocolate que llevaba en el bolsillo de su saco. Cuando sacó la barra de chocolate para comérsela, se encontró con el chocolate fundido. El ingeniero decidió verificar su experiencia con un huevo y unas palomitas de maíz cerca del generador de frecuencias y se fue. Al regresar vio que su laboratorio estaba lleno de palomitas de maíz explotadas, y el huevo estaba revuelto.
Los primeros hornos microondas se comercializaron en el año 1947, pero eran muy grandes y de un elevado coste, por lo que sólo pudieron adquirirlos algunos restaurantes. Pero a partir de los años 70 aparecieron modelos más pequeños y baratos, por lo que se hicieron muy populares, llegando a ser uno de los electrodomésticos esenciales en cualquier casa del mundo a día de hoy.

Los Rayos-X


El físico Wilhelm Conrad Röntgen, realizó experimentos con los tubos de Hittorff-Crookes y la bobina de Ruhmkorff. Analizaba los rayos catódicos para evitar la fluorescencia violeta que producían los rayos catódicos en las paredes de un vidrio del tubo. Para ello, crea un ambiente de oscuridad, y cubre el tubo con una funda de cartón negro. Al conectar su equipo por última vez, llegada la noche, se sorprendió al ver un débil resplandor amarillo-verdoso a lo lejos: sobre un banco próximo había un pequeño cartón con una solución de cristales de platino-cianuro de bario, en el que observó un oscurecimiento al apagar el tubo.

Al encender de nuevo el tubo, el resplandor se producía nuevamente. Retiró más lejos la solución de cristales y comprobó que la fluorescencia se seguía produciendo, así repitió el experimento y determinó que los rayos creaban una radiación muy penetrante, pero invisible. Observó que los rayos atravesaban grandes capas de papel e incluso metales menos densos que el plomo.

En las siete semanas siguientes, estudió con gran rigor las características propiedades de estos nuevos y desconocidos rayos. Pensó en fotografíar este fenómeno y entonces fue cuando hizo un nuevo descubrimiento: las placas fotográficas que tenía en su caja estaban veladas. Intuyó la acción de estos rayos sobre la emulsión fotográfica y se dedicó a comprobarlo. Colocó una caja de madera con unas pesas sobre una placa fotográfica y el resultado fue sorprendente. El rayo atravesaba la madera e impresionaba la imagen de las pesas en la fotografía.

Hizo varios experimentos con objetos como una brújula y el cañón de una escopeta. Para comprobar la distancia y el alcance de los rayos, pasó al cuarto de al lado, cerró la puerta y colocó una placa fotográfica. Obtuvo la imagen de la moldura, el gozne de la puerta e incluso los trazos de la pintura que la cubría.

Un año después ninguna de sus investigaciones ha sido considerada como casual. El 22 de diciembre, un día memorable, se decide a realizar la primera prueba con humanos. Puesto que no podía manejar al mismo tiempo su carrete, la placa fotográfica de cristal y exponer su propia mano a los rayos, le pidió a su esposa que colocase la mano sobre la placa durante quince minutos. Al revelar la placa de cristal, apareció una imagen histórica en la ciencia. Los huesos de la mano de Berta, con el anillo flotando sobre estos: la primera imagen radiográfica del cuerpo humano. Así nace una rama de la Medicina: la Radiología. 

LSD.


Mientras purificaba y cristalizaba la LSD, una serie de sensaciones extrañas le interrumpieron. Había absorbido una pequeña cantidad a través de la punta de sus dedos, y describiría las consecuencias en el informe que envió en aquel momento al Profesor Stoll:

Viernes 16 de abril, 1943, me vi forzado a interrumpir mi trabajo en el laboratorio a media tarde y dirigirme a casa, encontrándome afectado por una notable inquietud, combinada con cierto mareo. En casa me tumbé y me hundí en una condición de intoxicación no-desagradable, caracterizada por una imaginación extremadamente estimulada. En un estado parecido al del sueño, con los ojos cerrados (encontraba la luz del día desagradablemente deslumbrante), percibí un flujo ininterrumpido de dibujos fantásticos, formas extraordinarias con intensos despliegues caleidoscópicos. Esta condición se desvaneció dos horas después.

La única explicación que encontró, fue que hubiera absorbido a través de la punta de los dedos parte de la solución de LSD mientras se cristalizaba; la LSD-25, dedujo, debía ser una sustancia de potencia extraordinaria si había hecho eso con una cantidad tan pequeña. Resuelto a llegar al fondo del asunto, decidió llevar a cabo un experimento sobre sí mismo.

Así, tras una prueba con una cantidad menor, tres días después consumió 250 microgramos de LSD. Esta vez los efectos serían mucho mayores, y el Doctor Albert Hofmann necesitaba hacer grandes esfuerzos para poder hablar. Pidió a su asistente en el laboratorio, quien estaba al tanto del experimento, que le acompañase a casa; fueron en bicicleta, dando pie a lo que ya es leyenda, quizá el más famoso de los paseos en bicicleta.


Albert empezó a asustarse, viéndolo todo en su campo de visión ondulado y distorsionado, como si se tratara de un espejo curvado, y con la sensación de no estar moviéndose (aunque sería realmente lo contrario, y llegaron rápidamente a casa): era el desdoblamiento temporal inducido.

Los efectos eran lo bastante fuertes como para que Albert no pudiera sostenerse en pie, y tuvo que dejarse caer en el sofá mientras los muebles estaban girando y en continuo movimiento, y adquiriendo formas grotescas que asustaban al Doctor.

La viagra.


Según una investigación del programa sobre temas científicos de la BBC Horizon, incluso el Viagra, la droga que más se vende en el mundo, no es usada con el propósito original. Comenzó originalmente para el tratamiento de angina de pecho, un problema cardíaco que afecta los vasos sanguineos que llevan la sangre al corazón. La compañía farmacéutica Pfizer buscaba en realidad un fármaco que permitiera relajar estos vasos, pero las pruebas no arrojaron resultados positivos.


Pfizer estaba a punto de abandonar las pruebas cuando los voluntarios que se sometieron a éstas comenzaron a reportar un efecto secundario inusual: muchas erecciones. Chris Wayman, uno de los científicos de la empresa, estuvo a cargo de investigar qué pasaba. Wayman creó un "hombre modelo" en el laboratorio: en una serie de probetas, colocó sustancias inertes y tejido del pene de un hombre impotente.



Cada porción de tejido estaba conectada a una caja que, activada mediante un interruptor, enviaba un impulso eléctrico. La primera vez que hizo esto no pasó nada, pero una vez que agregó Viagra a las probetas que contenían los tejidos, los vasos sanguíneos en éstos se relajaban, como sucede con un hombre cuando tiene una erección.


"Lo interesante de esto es que la capacidad de erección se restauraba. Así que estábamos frente a algo muy especial", señala Chris Wayman. Antes del lanzamiento de Viagra en 1998 no había tratamiento oral para la impotencia. Ahora, gracias a un fracasado tratamiento para la angina de pecho, los hombres tienen otras opciones. Viagra es una de las drogas más recetadas del mundo.

¿A qué se deben las serendipias literarias?


Las teorías de la coincidencia que tratan de explicar los motivos de éstas y otras casualidades llevan más de 2.000 años fascinando a científicos de todas las disciplinas.

Hipócrates creía que el Universo estaba unido por afinidades ocultas que provocaban casualidades al unir dos elementos en principio solitarios. Siglos después y siguiendo los pasos del filósofo Pico Della Mirandolla, Schopenhauer definió la coincidencia como la aparición simultánea de acontecimientos causalmente desconectados, explicando además que determinados hechos circulaban por líneas paralelas, aun cuando estuvieran en eslabones distintos, uniendo de este modo destinos que en principio deberían permanecer inconexos.

Por su parte, el doctor Paul Kammerer, que desde los veinte años llevaba un diario donde apuntaba hasta las coincidencias más nimias que detectaba, elaboró la teoría de los seriales, según la cual las casualidades se agrupaban por grupos de números muy similares a los que podemos encontrar en cualquier clase de estadísticas y, por tanto, susceptibles de ser predichas gracias a las cadenas de repetición que se podían extrapolar. Además, ese mismo científico aseguró que las casualidades no eran más que la punta del iceberg bajo el que se ocultaba un principio cósmico todavía no teorizado por los humanos.

Pero la gran teoría sobre las casualidades llegó cuando Wolfgang Pauli y Carl Gustav Jung crearon el término “sincronididad”, un principio de conexión no causal que cierto crítico calificó como: El equivalente paranormal de una explosión nuclear. Y que en verdad determinaba que todas las coincidencias de las que somos testigos no revelan más que las ‘huellas visibles’ de ciertos principios todavía desconocidos por las leyes de la física.

Por último, destacar las investigaciones llevadas a cabo en 1998 por el psicólogo croata Mihály Csikszentmihalyi, quien investigó la personalidad de 91 individuos destacados por su capacidad creativa, concluyendo que ‘entre los rasgos que definen a una persona creativa, son fundamentales dos tendencias opuestas: una gran curiosidad y apertura por un lado, y una perseverancia casi obsesiva por otro’. En otras palabras: no se puede ser serendípico sin estar dotado de una base cultural que ayude a interpretar aquellas intuiciones que asoman por nuestra imaginación.

Morgan Robertson.


Y aún más misterioso resulta el asunto de Morgan Robertson, un marinero venido a escritor que publicó Futility en 1898. Al principio, esta novela pasó desapercibida a ojos del gran público, pero alcanzó cierto renombre cuando, 14 años después, se hundió el Titanic. Y es que Futility versaba sobre un buque de enormes proporciones bautizado como Titán que, cómo no, se hundía al chocar contra un iceberg en el Atlántico Norte.

Pero no quedan ahí las coincidencias: tanto el barco imaginado como el real estaban propulsados por tres hélices, zarpaban del puerto de Southhampton, se fueron a pique en el mes de abril, estaban capitaneados por un hombre de apellido Smith, y fueron calificados de inhundibles por sus creadores. El resto de datos imaginados por Robertson tampoco distaban tanto de la realidad pero, de cualquier modo, investigaciones posteriores han demostrado que Futility fue reimpresa en 1912, siendo introducidos algunos cambios para aumentar el número de coincidencias, cosa que ha puesto en tela de juicio algunas de las serendipias presentes en las ediciones posteriores.



Morgan Robertson escribió posteriormente la novela Beyong the Spectrum (Más allá del espectro), en la que describía una guerra del futuro en la que los aviones lanzaban lo que el autor llamó “bombas soles”, las cuales explotaban creando una luminosidad cegadora. Cuando el ex marinero publicó este libro, los aviones apenas podían sostenerse en el aire y nadie los imaginaba como instrumentos bélicos. Del mismo modo, las bombas atómicas ni siquiera eran dignas de la menor de las especulaciones. Además, la guerra de la que Robertson hablaba en ese libro comenzaba un mes de diciembre (como habría de ocurrir con la II Guerra Mundial) con un ataque sorpresa de los japoneses sobre Pearl Harbour.